LA ULTIMA LLAVE. Retorno a Sefarad,
la patria añorada
Manuel
Enrique Mira
Ed. Ateneo
de Sevilla (Finalista del 50º PREMIO DE NOVELA Ateneo de Sevilla), 2019
Supongo que son muchos los motivos que impulsan a una persona
a abordar la escritura de una novela. Cuando se alcanza una determinada edad, y
después de haber ejercido alguna profesión alejada de la literatura, o cuando
esta no se ha podido abordar con la intensidad deseada, viene siendo frecuente
que esa atracción alcance una inmersión profunda en ese mundo, tanto en su
consumo (con el máximo respeto por el concepto), como entrar de protagonista,
sacando a la luz aquello que se lleva dentro o lo que se va incubando en esa
mente inquieta. Las propias raíces, o indagar en ellas, es una inquietud muy
normal que hace profundizar en aquellas fuentes que nos pueden sacar a la luz
propia, las contestaciones a las preguntas que nos vamos planteando.
Manuel Enrique Mira, ya ha experimentado lo que es asomarse
al entorno próximo territorial y humano, y sacar una serie de historias y
lugares, que han producido obras como El
Murmullo del Tiempo, en el que ha recogido personajes, relaciones, sucesos
y lugares, en los que ha plasmado sus raíces y señas de identidad. Esta vez el
horizonte temporal lo lleva hasta el siglo XV, y tras una exhaustiva investigación,
se mete de lleno en la sociedad murciana donde conviven habitantes que
practican tanto la religión cristiana como la judía, estos últimos reconocen al
territorio que ocupan como Sefarad, y
de ahí su denominación de judíos sefardíes,
la ciudad de Murcia acoge a su heterogénea población dentro del recito
amurallado, y la población judía se ubica en la judería, que se corresponde en parte con lo que hoy es el barrio de
Santa Eulalia, en torno a la sinagoga
que estaba en la actual Plaza de Sardoy.
Historias ficticias mezcladas con otras reales constituyen la
trama de la novela a través de las cuales, nos va presentando personajes,
costumbres, hechos, y algo que por mi profesión me resulta muy atractivo, como
es la ciudad de Murcia en esa época, sus calles, espacios, edificaciones,
huertos, e incluso de los otros lugares en que transcurre. El lector, adquiere
un perfecto conocimiento de los lugares y parece que los comparte con sus
protagonistas, lo que hace una lectura muy grata.
El período histórico y sus hechos determinantes están muy
bien descritos, por lo que de la lectura, no solo se extrae el placer - aunque
muchos hechos no son nada placenteros- de ir discurriendo por el relato, sino
que se obtiene un conocimiento de las circunstancias que sucedieron en la época
principal de la trama, como fueron las expulsiones de las poblaciones musulmana
y judía, la Inquisición, y las
vicisitudes del colectivo sefardí,
que tuvo que abandonar el territorio de sus raíces y cultura, esta última se la
llevó consigo, ostentándola hasta la actualidad en los lugares en los que se
aposentaron, y que se metaforizan en el título de la novela.
El estilo de la narración es muy atractivo, se desarrolla en
un esquema helicoidal, recurrente, tanto en las circunstancias como en los
personajes, además de contar con toda una serie de apoyos como son la transcripción
del vocabulario sefardí, índice
onomástico con la identificación de personajes reales y ficticios, textos de
canciones y bibliografía.
Bienvenida esta nueva novela de Manuel Enrique Mira, en la
que se demuestra que la Literatura es algo que es patrimonio de los que ponen
su atención en ella y le dedican todo su ser para compartirla con los
afortunados que la gozan estimulando sus emociones.
José Alberto Sáez de Haro
Mayo, 2019
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