ALGO PASA EN EL MUNDO

                Ya creo que habéis leído alguno de mis comentarios sobre alguno de los libros publicados por Miguel Sánchez Robles, (Caravaca de la Cruz, 1957), esta vez lo hago sobre la última obra suya que he leído “Algo pasa en el mundo”, XXXI premio Torrente Ballester de 2019.

                Miguel Sánchez Robles es una persona muy atenta a lo que pasa, y esto le suele generar una serie de sensaciones, emociones y pensamientos, y su gran vocación de escritor, le hace poner en palabras y, a su vez, compartirlo, con gran generosidad, con quien se acerque a su lectura, y no suele defraudar, esto es, otra vez, lo que sucede con este libro. Pienso que casi todos, ante todo el cúmulo de situaciones por las que vamos pasando, pensamos que algo pasa en el mundo, pero Miguel tiene la virtud de transcribirlo con gran maestría y acercarnos a reflexionar en toda esa serie de circunstancias, o muchas de ellas, que nos rodean.

                En esta ocasión lo hace en prosa narrativa, pero con una delicadeza y armonía que podría semejarse a la que solemos concebir como expresión poética, aunque no de falsa poesía, aunque esto se lo dejo a los especialistas en la materia. La narración es directa del escritor con el lector, aunque en algunos casos utilice los recursos de comunicación con su madre, que suele utilizar en otras ocasiones, o con los muy pocos personajes que aparecen, tomando un especial protagonismo los espacios en que suceden encuentros tanto con esos personajes como consigo mismo.

                Todo lo que va pasando, se intuye que pasa o que va a pasar, discurre por esos tiempos mentales y espaciales tras los que se presentan unos entes incorporales sobrenaturales o no, a los que se les atribuye la causa o la actuación de los hechos, y de los que se van desarrollando crisis o unos comportamientos a veces enmarcados en la calificación de “síndromes”, o, con gran visión premonitoria la presencia de pandemias como la que estamos padeciendo.

                Hay atisbos de esperanza como que a veces suelen verse gorriones gorjeando entre las ramas de los árboles. No obstante, la lectura supone una actitud muy personal, y cada uno sacará sus conclusiones.    

                Yo, de nuevo, felicito a Miguel por esta obra a la vez que le agradezco las sensaciones de su lectura.

José Alberto Sáez de Haro

Marzo, 2021

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